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DOCUMENTOS HISTORICOS COMPILADOS

CARTA DE JULIO DE VEDIA A BARTOLOME MITRE. 1° - XI - 1863

CARTA DE JULIO DE VEDIA A BARTOLOME MITRE. 1° - XI - 1863

Campamento "Nueve de Julio", 1º de Noviembre de 1863.
“Querido hermano”
“Hace cuatro días que ocupo el paraje designado para campamento general de las fuerzas de la frontera del Oeste. Como conviene que un punto avanzado que se ocupe no sea abandonado ya, me he apresurado a hacer algunos trabajos, de manera que si por algún accidente tuviera que moverme con la división, pueda quedar aquí un piquete con toda seguridad. Se ha hecho ya un potrero para la hacienda y el cuadro, que tiene 140 varas por frente; tiene ya dos caras casi concluidas y las otras lo estarán dentro de 5 o 6 días; los hornos no se han planteado aún por la escasez de palas y la gran dificultad para el acarreo de Bragado a este punto de carretillas de manos, palas mangas, etc. He tenido la suerte de contratar dos maestros horneros que por dos mil pesos mensuales se han decidido a venir; esto es muy barato, pues, suponiendo que se quemen, término medio, 10.000 ladrillos al mes, vendrá a salir 66$ el millar. Debo prevenirle que creo que se quemarán unos cien mil ladrillos al mes.
"Como he creído muy necesario conservar una parte de Fortines de la antigua línea, me veo apurado para dar cumplimiento a la orden de licenciar 200 hombres. Con todo, licencio el contingente Nº 6 y el escuadrón Mayo. Dentro de unos días licenciaré algo del contingente 18. Esto unido de los cumplidos de cuerpo de línea que llevo. Con esa la baja hará un total aproximada sino mayor al número que me manda licenciar. En mi esfera estoy resuelto a secundar a todo trance las medidas económicas que se toman para su gobierno. Tan luego como establezca definitivamente mi nueva línea de fortines, creo podré reducir las fuerzas de esta frontera a 700 hombres de tropa y licenciar bastantes oficiales.
"En este sencillo informe del Jefe de la frontera, con asiento en la inmensidad de la pampa, en un campamento recién establecido, con el desierto a su frente y a su espalda, y el peligro constante de las indiadas ensoberbecidas, contando con la escasa defensa de soldados mal vestidos, peor comidos, mal montados y con escasas armas, dirigida la nota al propio Presidente de la Nación, que además de serlo, poseía amplios conocimientos del mundo, de artes, de la literatura y de las ciencias, no se sabe si apreciar más la infinita sencillez del relato de la creación de un pueblo, cual si le diera importancia, si el detalle de los indios amigos, que se ofrecen para castigar a los rebeldes con sus mismas armas, el malón, la agachada del supuesto cautivo que teje embustes para sacar provechos, el pedido gentil de algunos libros que ayuden a matar el ocio de los largos días sin indios en el horizonte, que hacían largas y pesadas las siestas de esta primavera, o la mayor sencillez del gran General y Presidente de la Nación, a quien iban dirigidas esas líneas en las cuales se le informaba el avance de la civilización y de la fundación de un nuevo poblado junto con detalles sencillos, cual de la quema de los ladrillos o las dificultades del acarreo de unas carretillas. Así eran aquellos hombres con los que se hizo grande nuestra Patria. Así eran aquellos aguerridos militares, cuyo don de gente y sinceridad sin dobleces marchaban siempre unidos a su valentía, arrojo y decisión, tanto en los salones de la Capital, como en el linde del desierto, en su misión noble, arriesgada, patriótica y fecunda, donde fueran llevados en el cumplimiento del deber por la grandeza y el progreso de la Patria.
“Hoy me dirijo al Ministerio, pidiendo que el Coronel González, Comandante Benítez y otros que indebidamente revistan en la Plana Mayor de esta frontera sean borrados de ellas. Ayer he recibido una nota de Emilio [Mitre], en que me participa la invasión anunciada por la declaración de un cautivo, que ha salido de Fraile Muerto. No le doy crédito alguno, pero tomo mis precauciones, como si lo creyera. No me extiendo sobre esa declaración del cautivo, porque supongo que Emilio la habrá comunicado al Ministerio. Sólo le diré que ese cautivo miente al decir que fue cautivado en el Bragado, ahora (hace) tres meses.
"Coliqueo anda con sus indios bastante afuera. Raninqueo me pidió permiso para mandar una partida de gente segura y escogida (son sus palabras) a ver si podía dar un malón a los Ranqueles. Ya se hace Ud. cargo que no me hice rogar. En la carta de Raninqueo, fecha de ayer, me dice que esa partida lleva orden de matar a todos los que logren tomar, reservando sólo uno para que de informe, que esa orden la ha dado `para probar al Gobierno su lealtad y que él ha quebrado para siempre con los indios “malones”. Yo le contesté, que el Gobierno apreciaba su lealtad y que premiaría generosamente sus buenos servicios. Usted se encargará si se ofrece, de dejarme airoso.
"He hecho en estos días algunos pedidos al Ministerio. Le recomiendo su pronto despacho.
"La vida de campamento ofrece, más que ninguna otra, ratos de ocios y el fastidio de esta nada lo disipo con la lectura. ¿Entiende usted la indirecta? Ella es de las del padre Colón; no obstante la ampliaré aún más. Lo ofrecido es una deuda, y puesto que usted me ha ofrecido libros que no me ha mandado, es usted mi deudor.
"Me he olvidado que usted tiene que leer muchas cartas y oficios y que, si todas serían del largo de la mía, le faltaría tiempo material para leerlas. Pongo pues aquí el punto final y lo abrazo su hermano y amigo"
Julio de Vedia

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